Si bien no todos los artículos que aquí escriba tengan que ver estrictamente con el diseño y realización de una presentación oral, parece lo más correcto que la primera entrada de este blog trate sobre el libro que le da cobertura. Al menos a modo de introducción.
Sin entrar en otras cuestiones, como el proyecto editorial que descarté previamente, mi primera intención fue escribir un texto sobre presentaciones PowerPoint y similares.
En esa idea me inspiró el libro de Cliff Atkinson Beyond Bullet Points. Using Microsoft© PowerPoint© to create presentations that inform, motivate, and inspire[1]. En este, se ilustra con detalle el proceso de diseño y puesta en escena de la presentación multimedia que utilizó el abogado Mark Lanier en un juicio por lesiones personales, que supuso el pago de una indemnización de 253 millones de dólares.
En concreto, el jurado otorgó un veredicto favorable a la demanda contra una multinacional farmacéutica (Merck & CO.), al atribuirle responsabilidad en la muerte de un hombre que había tomado uno de sus fármacos. Lanier, asesorado por Atkinson, organizó la acusación como un relato en el que hábilmente supo captar la atención del jurado, implicarles emocionalmente y hacer que se identificaran con los personajes de la historia: el fallecido y su esposa. Estos tres (atención, emoción e identificación) son, precisamente, elementos que hacen que persuasiva a una narrativa.
Pero hay un cuarto: la evocación de imágenes mentales, que han de ser vívidas para aumentar su capacidad persuasiva. Y, en este caso, el abogado utilizó imágenes perfectamente imbricadas en el guion que desarrolló durante las sesiones del juicio, dirigidas a captar el interés y conectar con las emociones.
Al margen de la lectura de ese libro, para hacerse una idea sobre la presentación utilizada en el juicio recomiendo esta página.
Una presentación oral es más que una presentación multimedia
Sin embargo, una presentación oral es mucho más que una proyección de PowerPoint; y esta, a su vez, puede apoyar desde distintos puntos de vista, no solo el narrativo, sino el informativo y el persuasivo.
Al respecto, se han producido importantes avances científicos que, no obstante, no suelen aplicarse por la escasez de manuales en nuestro idioma que divulguen de forma asequible y práctica esos conocimientos. Pero un libro sobre presentaciones públicas debe ir más allá, considerando PowerPoint (o cualquier herramienta similar) como una posibilidad para apoyar una intervención pública.
Posibilidad que no siempre es bien atendida; de esto creo que todos tenemos experiencia. De hecho, PowerPoint se ha hecho casi omnipresente utilizándose en muchas ocasiones como el “bloc de notas” del presentador, o como instrumento para someter a la audiencia a diapositivas bonitas y “creativas” que, en realidad, aportan poco valor al discurso. Y eso, cuando no se limitan a una apresurada exposición de textos interminables.
De este modo, esta herramienta ha sido cuestionada hasta el punto de preguntarse, como el profesor emérito de Yale, Edward Tufte, si PowerPoint nos hace estúpidos[2]. O, incluso, de acuñar la expresión muerte por PowerPoint para poner de manifiesto el grado de aburrimiento que puede llegar a provocar en la audiencia una mala presentación.
No obstante, hoy día disponemos de un amplio conocimiento científico sobre el aprendizaje multimedia y la forma en que el cerebro maneja la información. Y también, cada vez más, del papel que imágenes y gráficos tienen en la persuasión.
Así que la obra debía trascender esa idea, no limitándose a las presentaciones multimedia, sino ampliando su contenido.
Presentación Oral o Hablar en Público
Muchos de los acercamientos a este tema se realizan, al menos en lengua castellana, con no mucho rigor científico, limitándose a tratar el momento de “hablar en público” y, quizá, la organización previa de la exposición.
Es decir, se centran fundamentalmente en la Acción, uno de los cuatro momentos de la retórica que ya distinguió Aristóteles. Por lo tanto, no tratan todas las fases. Veamos cuáles son:
- En la invención, producimos ideas para construir los argumentos.
- La disposición es la fase de la planificación, organizando las ideas y la secuencia en que van a presentarse, conformando así la estructura de la presentación.
- Elocución se refiere al estilo a emplear en la intervención (las figuras o modos del lenguaje, la selección de las palabras y su corrección, claridad y elegancia) para hacerla atractiva
- Por último, tenemos la acción, donde se realiza la presentación frente al público utilizando recursos verbales y no verbales.
Así, “hablar en público” está contenido en la presentaciones orales, pero solo es una parte, y no necesariamente la más importante. Es imprescindible, entonces, trabajar las fases anteriores, prepararlas bien para que la puesta en escena sea finalmente un éxito. Y todo ello, a la luz de los conocimientos que actualmente poseemos.
Frecuentemente, la literatura disponible sobre presentaciones públicas no hace un tratamiento integral de la materia. Deja al margen los resultados que la investigación ofrece y limitándose a estructurar la experiencia personal del autor, facilitar recomendaciones con limitado soporte demostrativo o aconsejar métodos tan sencillos como ineficaces.
Sin embargo, desarrollar una presentación oral entraña bastante más. En primer lugar, implica comprender bien los procesos psicológicos que intervienen en la codificación del conocimiento y en la persuasión. En segundo lugar, disponer unas nociones mínimas sobre las actitudes, cómo se conforman y cómo pueden modificarse. Igualmente, significa saber construir argumentos fuertes apoyados en evidencias; y también, conocer qué papel puede jugar el estilo, la visualización de datos o la presentación de imágenes. Por consiguiente, este no es un libro sobre cómo hablar en público, aunque sí trate específicamente ese “momento de la Acción”.
Entonces ¿sobre qué va este libro?
Este libro no pretende enseñar a ser un monologuista que haga pasar al público un buen rato; porque en sus objetivos no están los discursos para entretener. Tampoco ofrece un catálogo de consejos generales para aparecer “definitivamente brillante” ante la audiencia. Ni sugiere trucos y sistemas sencillos y fáciles de recordar para hablar en público. No lo hace porque no existen métodos de andar por casa, ni procedimientos resumidos en siglas que le puedan aportar eficacia real y contrastada. Ni cuando informa ni cuando persuade.
Tampoco el fin es darle las claves para deslumbrar personalmente con discursos más o menos impactantes. Porque no olvidemos que lo importante es informar bien o alcanzar el objetivo persuasivo; o ambas cosas. En definitiva, lo que pretende es facilitar la comprensión de los fundamentos de la persuasión, de los procesos psicológicos que subyacen a ella y de los mecanismos y metodología que la hacen más posible para que, verdaderamente, quien lo consulte pueda diseñar y realizar presentaciones orales persuasivas. Sin olvidar la faceta de las comunicaciones informativas, que también requieren de la aplicación de lo que investigación ha demostrado válido en los últimos años.
En síntesis, el objetivo central es aportar método e instrumentos para el diseño y planificación de los mensajes. También para definir el mejor estilo con que expresarlos y materializar las presentaciones utilizando los recursos verbales y no verbales que se han demostrado efectivos. Y, siempre, desde la óptica de la investigación científica disponible.
[1] Atkinson, C. (2011). Beyond Bullet Points. Using Microsoft© PowerPoint© to create presentations that inform, motivate, and inspire. Redmon: Microsoft press.
[2] Tufte, E. R. (2003). The cognitive style of PowerPoint. Cheshire, Conn: Graphics Press, pág. 5.